¿De dónde eres?
Nací en Posadas, en plena vega del Guadalquivir, y pronto fui a vivir a la capital, Córdoba. Llegué a Granada a estudiar en su universidad y desde entonces resido aquí, con algún paréntesis en Rincón de la Victoria (Málaga).
Cuéntanos un poco tu trayectoria profesional.
Desde que se creó la Licenciatura de Ciencias Ambientales en 1994 deseaba estudiarla, pues militaba en movimientos sociales y creía que era una carrera para cambiar el mundo. En 1996 pude cursarla y gracias al proyecto final de carrera entre de becario en CIMA Consultores, una pequeña consultora granadina que también constituyó una Entidad de Inspección Ambiental. De ahí pasé a otra consultora, en Málaga, y en 2005 entré en European Quality Assurance Spain (EQA), una entidad de certificación de sistemas de gestión, siendo uno de los auditores más jóvenes en España en ese momento. Con el tiempo he tenido la oportunidad de asumir la Dirección Técnica que fue un gran reto profesional.
Aunque de lo que realmente más orgulloso me siento profesionalmente es precisamente de lo único que nunca he sido retribuido en dinero pero sí en satisfacción personal. La insistencia desde los tiempos de la universidad en la lucha por el reconocimiento de nuestra profesión culminó con la creación del Colegio Profesional de Ambientólogos y Ambientólogas de Andalucía (COAMBA) el 27 de octubre de 2013 en Antequera, en una asamblea que tuve la suerte de asistir como Presidente de la Comisión Gestora para la creación del mismo.
Según tu experiencia como auditor de calidad, medio ambiente, y prevención de riesgos ¿conocen las empresas sus obligaciones legales ambientales?
En mi caso, me puedo sentir afortunado porque cuando visito una empresa ya hay un trabajo previo y un compromiso muy alto de la dirección ya que son normas voluntarias por lo que son empresas muy por encima de la media. En general el conocimiento de la normativa ambiental es escaso, pero no por falta de voluntad sino porque es un auténtico laberinto normativo el que tenemos, muchas veces contradictorio y obsoleto. Las administraciones públicas no siempre cuentan con personal formado para dar respuestas ágiles y asesorar a las empresas, lo que dificulta el cumplimiento.
En el caso de la contaminación y los residuos ¿crees que en el ámbito empresarial se conoce su relación con la salud o se ven meramente como requisitos legales a cumplir?
No hay nada mejor que integrar sistemas de gestión, como pueda ser en una industria alimentaria los de seguridad alimentaria, medio ambiente y seguridad y salud laboral. El empresario rápidamente capta que la contaminación ambiental es mala para su producto, para la salud de sus trabajadores y para la imagen de su empresa. Evidentemente hay sectores con más conciencia que otros, y no se puede generalizar en el empresariado andaluz, pero tampoco los trabajadores toman siempre conciencia que la protección del medio ambiente es la protección de su salud y las de sus familias. Siempre explico que el medio ambiente es un boomerang que tiramos al aire, y nunca sabemos cuándo va a volver en forma de enfermedad. Una visión antropocentrista del medio ambiente es suficiente motivo para cuidarlo, por puro egoísmo sanitario.
¿Algún viaje reciente por motivos profesionales?
El último por motivos profesionales a Barcelona. Siempre intento aprovechar los viajes profesionales para conocer el destino, pero a veces es imposible sacar tiempo para nada. En este último caso, al menos aproveché para una visita al Museo Picasso.
¿Y no profesionales?
El último por placer fue aparentemente cerca en un plano en dos dimensiones, pero lejos del mundanal bullicio de Granada: La Alpujarra. Sólo fueron tres días pero de absoluta tranquilidad y meditación.
¿Alguna anécdota que te haya ocurrido en el trabajo?
Por desgracia pocas divertidas, porque es un trabajo intenso y bastante arduo. Sí recuero que en una auditoría, donde iba de Auditor Jefe, se presentó el SEPRONA y justo teníamos toda la documentación de medio ambiente de la empresa encima de la mesa. Comenzó a exigir documentación tras documentación que ya habíamos examinado el equipo auditor y el responsable de la empresa, con total transparencia le iba dando. La Guardia Civil quedó sorprendida de lo bien que estaba todo y lo fácil que había resultado la inspección por la presencia nuestra allí. Generalmente las empresas no tienen sus obligaciones ambientales tal al día y tan a mano como en una auditoría ISO 14001 o EMAS, por lo que quedaron tremendamente satisfechos.
Otras veces con quien coincides es un Inspector de Hacienda. En esos casos tienes que volver otro día, porque no te atiende ya nadie.
Si no hubieras estudiado Ciencias Ambientales ¿qué te hubiera gustado estudiar?
Si volviera a tener 18 años, estudiaría Ciencias Ambientales, y si no existiera, tendría que inventarla. En el instituto era bueno en ciencias y tecnología, pero todo me parecía demasiado aburrido para centrarme en una única materia (matemáticas, física, biología…) por eso elegí Ciencias Ambientales. No tenía que renunciar a un conocimiento para adquirir otro. Lo dicho, si no existiera, habría que inventarla.
¿Último libro que has leído?
Mi proveedor oficial de literatura infantil es la librería de mi barrio Un Mundo Feliz. Allí compro todo para mis hijos, los regalos de sus amigos y primos y hay un hueco para adultos, que va desde mi última adquisición de Charles Bukowski hasta mi última lectura, un cuento maravilloso para niños de 0 a 99 años llamado Recetas de lluvia y azúcar con texto de Eva Manzano y sorprendentes ilustraciones de Mónica Gutiérrez. Un sencillo diccionario de emociones que te hará prescindir de todos los libros de liderazgo e inteligencia emocional. Puede parecer infantil a simple vista, pero es brutal para todos aquellos que necesitamos un fin de semana en La Alpujarra para atrasar nuestro reloj un tiempo.
¿Alguna película que nos recomiendes?
No sabría por cual decantarme. Depende mucho del estado de ánimo. Soy un incondicional del cine de Woody Allen, Nanni Moretti, Mario Camus, Ken Loach, Luis García Berlanga y Billy Wilder, así como un devorador del cine galo. Si en un incendio tuviese que salvar sólo una, creo que Los Santos Inocentes, una película que supera, y no es fácil, el gran libro de Miguel Delibes.
Desde tu perspectiva ¿qué retos deberemos afrontar en los próximos años en relación a salud y medio ambiente?
Creo que las principales amenazas para nuestra salud provienen de dos vías. Por un lado la alimentación y nutrición y, por el otro, el cambio climático. Además son dos vías que se retroalimentan. Nuestro voraz apetito del “primer mundo” provoca desigualdad, pobreza, deforestación y refugiados climáticos. El cambio climático está ya condicionando nuestro modo de vida, la disponibilidad de recursos en cantidad y en calidad como el agua, así como la aparición de enfermedades desconocidas por nosotros hasta ahora. Creo que nuestro posicionamiento crítico sobre qué comemos, de dónde procede y qué modelo nutricional queremos para nuestros hijos es fundamental para luchar contra el cambio climático y ganar en salud.