2018, año récord y preocupante en referencia a las enfermedades de transmisión vectorial en Europa

 

Según la organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades transmitidas por vectores representan cerca del 17% de todas las enfermedades infecciosas del planeta, provocando cada año más de 700.000 muertes. Europa no es ni mucho menos ajena a esta problemática derivada de la acción de los vectores como uno de los principales determinantes ambientales de la salud. Precisamente en 2018 han acontecido diferentes episodios en nuestro continente dignos de destacar.

La epidemia del Virus West Nile

Sin duda ha sido el arbovirus cuya transmisión más ha crecido este año en Europa, hecho que ha suscitado enorme interés y preocupación en la comunidad médica y científica. Un total 2.083 casos de infección humana y autóctona, se han notificado en 15 países europeos, destacando claramente Italia, Serbia y Grecia frente al resto al aglutinar entre los 3 más del 60% de los casos. Comparando las cifras con los años anteriores, podemos observar como la suma de casos en los 7 años previos (2011-2017) es incluso inferior (n=1.832) a la de 2018. Esta enfermedad presenta un complejo abordaje para su control, puesto que el ciclo habitual de la misma se mantiene de forma zoonótica en aves y mosquitos, y de forma accidental puede pasar a otros vertebrados mamíferos como el ser humano y diferentes especies de équidos. El principal vector es el mosquito común, Culex pipiens, muy abundante en nuestros humedales pero también en entornos urbanos, y cabe mencionar que en España durante 2018 también se detectó la presencia del virus precisamente en caballos en varios puntos de la geografía nacional.

 

Las arbovirosis urbanas, un riesgo creciente: dengue, zika y chikungunya

La principal preocupación hoy en día en cuanto a vectores en el sur de Europa, la podemos situar en la creciente expansión del mosquito tigre (Aedes albopictus) y la posible transmisión de los virus del dengue, zika o chikungunya. En numerosas ciudades tenemos ya todos los elementos de riesgo necesarios para que puedan aparecer brotes de arbovirosis de forma local: densidades elevadas y actividad prolongada del vector (que además presenta un comportamiento muy antropofílico) y casos humanos importados de estas enfermedades (fundamentalmente inmigrantes y turistas que proceden de zonas donde estas patologías son endémicas) en fase virémica y, por tanto, con posibilidad de que sirvan como fuente de infección a mosquitos locales. Si a ello le añadimos que, en numerosos lugares y debido a diferentes razones (habitual grado de asintomatismo, síntomas en ocasiones muy inespecíficos, todavía bajo nivel de concienciación en atención primaria y dificultades o reticencias para acudir al sistema nacional de salud por parte de ciertos colectivos, entre otras) el diagnóstico de casos importados no llega o llega tarde, consecuentemente el riesgo de transmisión local de estas arbovirosis se incrementa puesto que las actuaciones ambientales de vigilancia y control entomológico del vector en las zonas de riesgo habitualmente no llega a desarrollarse en los tiempos y formas que se debiera. Este quizá es el principal reto al que nos enfrentamos en la gestión del mosquito tigre y sus potenciales enfermedades asociadas en España. Este 2018 también ha traído novedades en nuestro país con respecto a este tema, ya que transcurrido más de un siglo podemos afirmar que el dengue ha vuelto a transmitirse de forma autóctona en España. En el segundo semestre del año, hemos asistido al diagnóstico de un total de 6 casos confirmados (5 en la Región de Murcia, en dos poblaciones distintas, pero con un claro vínculo epidemiológico entre ambos episodios de transmisión; y 1 en Catalunya, concretamente en la provincia de Barcelona). También este año, otro país europeo de nuestro entorno Mediterráneo como es Francia, ha sufrido casos de dengue adquiridos localmente debido a la actividad hematofágica del mosquito tigre. En definitiva, se trata de un problema que ha llegado para quedarse y que debe abordarse con un claro enfoque holístico y colaborativo entre diferentes disciplinas y administraciones.

 

La malaria, de nuevo a escena

Una enfermedad de alta endemicidad en el sur de Europa hasta hace apenas unos decenios como es la malaria o paludismo, sigue apareciendo de forma puntual y esporádica en nuestro continente. Este año 2018, de nuevo Grecia protagoniza los episodios de transmisión autóctona de la parasitosis, hecho que viene repitiendo de forma continua desde 2011. Sin ir mucho más lejos, en 2017 no solo Grecia, sino también Francia y Chipre declararon casos autóctonos de la enfermedad. El principal vector en nuestro territorio, el mosquito Anopheles atroparvus, es relativamente frecuente en humedales peninsulares. En 2010 y 2014, se declararon 2 casos de adquisición local de paludismo en España, en zonas rurales de Huesca y Navarra, respectivamente. Estos casos supusieron el retorno de los episodios de transmisión de la enfermedad a nuestro país tras más de 50 años desde su eliminación.

La leishmaniasis, una zoonosis endémica de creciente impacto sobre el ser humano

En los últimos años estamos asistiendo a un notable incremento de casos diagnosticados de leishmaniasis en humanos en numerosos territorios de España. Se trata de una zoonosis transmitida por dípteros flebótomos (Phlebotomus perniciosus y Phlebotomus ariasi son los principales vectores en España) que habitualmente afecta a diferentes animales entre los que destacan los cánidos. Sin embargo, diferentes situaciones como el cambio climático, el desarrollo urbanístico, la adaptación del parásito a nuevos reservorios y la mejora diagnóstica, entre otros, están propiciando el afloramiento de cada vez más episodios de enfermedad humana. Al conocido brote acaecido en la Comunidad de Madrid en 2010, el cual sigue activo, le han ido siguiendo incrementos paulatinos en los números totales de casos humanos diagnosticados en numerosas comunidades autónomas. Atendiendo a la evolución de los datos procedentes de los Boletines Epidemiológicos Semanales y a la espera de los datos finales y totales de 2018, todo hace pensar que este año se marcarán cifras muy relevantes del impacto de la enfermedad en diferentes comunidades autónomas.

 

Las enfermedades transmitidas por garrapatas, las grandes olvidadas

Es importante resaltar que las garrapatas, a la sombra habitualmente de otros vectores como mosquitos o flebótomos, son actualmente los artrópodos más relevantes en la transmisión de enfermedades a humanos en Europa, al menos en lo que se refiere a número de casos afectados. Miles de casos de encefalitis víricas y borreliosis transmitidas por garrapatas se diagnostican todos los años en Europa, fundamentalmente en el centro y este del continente. Este mismo 2018 asistimos a un caso humano letal de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo transmitida por garrapatas en España, el cuál es el segundo episodio con final fatal que hemos vivido en nuestro país en los últimos años.

 

En definitiva, la problemática vinculada a vectores va a más en España en los últimos años. Especies autóctonas están cambiando su comportamiento y otras de reciente introducción han llegado para quedarse. Es el momento de fortalecer la vigilancia epidemiológica y entomológica en España, así como mejorar también la coordinación entre las mismas. La inversión en diagnóstico precoz, en ciencia aplicada a las dinámicas de transmisión de estas enfermedades, en posibles avances farmacológicos útiles en la lucha frente a estas patologías y en mejorar el diseño y ejecución de adecuados programas de control vectorial, son algunas de las metas que deberíamos fijarnos para este 2019 estar más preparados para este gran reto de la Salud Pública.

 

Dr. Rubén Bueno Marí

Departamento de Investigación y Desarrollo, Laboratorios Lokímica. E-mail: rbueno@lokimica.es