Las grandes economías mundial (EEUU, Europa y Reino Unido entre ellas), se han comprometido a una tasa cero de emisiones de gases de efecto invernadero en 2050 para limitar el cambio climático. Pero las acciones para conseguir dicho objetivo deben ser inmediatas y a escala global son insuficientes para la rápida descarbonización que se necesita para alcanzar las emisiones netas cero antes de 2050.
Las acciones individuales (cambios de comportamiento), de entidades comerciales y de decisores políticos son críticas para alcanzar las emisiones netas cero en todos los ámbitos. En un artículo publicado en BMJ, se realiza un análisis respecto a los cambios de comportamiento en referencia a la alimentación y los viajes terrestres (de gran importancia para alcanzar las emisiones netas cero y la mejora de la salud de la población, también aplicable a otros comportamientos.
Se estima que tanto la alimentación como los viajes terrestres contribuyen en un 26% y 12 % respectivamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Reducir estas emisiones conllevaría beneficios para la salud al reducir la contaminación del aire y el incremento de la actividad física y una alimentación más sana mejorarían factores de riesgo de enfermedades no transmisibles.
A una escala pública, el cambio de comportamiento respecto a alimentación y movilidad es difícil y requeriría de múltiples intervenciones, ya que está determinado por factores físicos, económicos y sociales. La educación por sí sola no sería suficiente y se necesitarían cambios en el ámbito físico y económico, sin olvidar un enfoque de justicia social. Los gobiernos, decisores políticos y grandes empresas, además de los ciudadanos también deberían llevar a cabo cambios de comportamiento para conseguir los objetivos.