Cuéntanos un poco de tu trayectoria profesional
En la universidad, mi primer grado fue Estudios Ambientales en la Universidad de Brown (EE.UU.). Me decanté por esta opción ya que, mientras pasaba de niña a adulta, cada vez era más consciente de lo importante que era la naturaleza para mí y cómo la acción humana afecta nuestro entorno.
Al mismo tiempo, siempre me ha interesado la medicina, por lo que era inevitable que mi formación profesional fuera en Salud Pública. Así, después de trabajar durante varios años, hice un Máster en Salud Pública en la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health (EE.UU.). A pesar de que se consideran dos disciplinas diferentes, la salud y el medio ambiente están intrínsecamente conectadas, y tengo la suerte de que en mi posición actual en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) puedo trabajar en ellas de una manera holística.
Después de realizar mi maestría, trabajé durante varios años en salud en emergencias humanitarias y cooperación internacional. Mi área de trabajo fueron los programas de malaria. El control de esta enfermedad tiene un componente ambiental muy grande que plantea desafíos para abordar en el marco de los programas de salud. Durante mi estancia en África, también observé que la salud mental era un problema de salud pública importante en las áreas en las que trabajaba, pero que en realidad no se trataba ni a nivel clínico ni comunitario. Así que cuando llegué a Barcelona, hice un Postgrado y un Máster enfocados en la salud psicosocial, y exploré los conceptos de bienestar, cohesión social y la influencia de los entornos sociales y ambientales en la salud.
Tuve otros proyectos y aventuras en el camino, y ahora estoy tratando de reunir mi experiencia como coordinadora de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), donde trabajamos para utilizar la evidencia científica para hacer de los ambientes urbanos lugares que protegen y promueven la salud.
Cuéntanos sobre el Instituto de Salud Global de Barcelona, ¿a qué os dedicáis?, ¿cómo surgió?, ¿cuáles son los principales proyectos que se desarrollan actualmente?
Con un equipo de cerca de 400 personas de 30 países diferentes, ISGlobal tiene por objetivo mejorar la salud global y promover la equidad en salud a través de la excelencia en la investigación y de la traslación y aplicación del conocimiento. Nuestra meta es un mundo en el que todas las personas puedan disfrutar de buena salud. ISGlobal centra sus esfuerzos en dos grandes áreas de investigación: por un lado, enfermedades infecciosas y por otro lado, enfermedades no transmisibles y medio ambiente.
Me gustaría destacar una parte esencial del trabajo del instituto, que se enmarca en lo que nosotros llamamos las iniciativas, que es la traslación del conocimiento científico a la toma de decisiones políticas y cambios estructurales. Contamos con la Iniciativa para la Eliminación de la Malaria, la de Chagas, la de Salud Materna, Reproductiva e Infantil, la de Resistencias a Antimicrobianos y, por último y la que yo coordino, la Iniciativa de Planificación urbana, Medio Ambiente y Salud.
En un estudio reciente que habéis desarrollado se relaciona el tipo de ciudad con la carga de enfermedad de la ciudadanía, ¿qué resultado ha sido más sorprendente?
Bueno, más que sorprendente (porque trabajo en el tema), creo que lo más destacable es la contribución del ruido a la morbilidad. Se habla mucho de la contaminación del aire, que sigue siendo un problema muy grande e importante, pero la contaminación del ruido solo ahora está ganando más atención. Vemos que el impacto es igual de importante que la contaminación del aire y que las fuentes principales, transporte motorizado, son las mismas.
Es un motivo más para reflexionar sobre nuestros modelos de transporte urbana, muy centrados en el transporte motorizado individual.
También podemos ver que el diseño y planificación de nuestro entorno, tienen un vínculo muy claro con nuestra salud. Tomando en cuenta el total de morbilidad atribuida a estos factores (exposiciones), nos dimos cuenta de su gran impacto en salud y en costes económicos.
En definitiva, considero que este estudio respalda la necesidad de enfrentar estas causas más estructurales desde un punto más integrado.
Una de las líneas de trabajo es Urbanismo, Medio Ambiente y Salud, ¿podrías indicarnos cómo se relacionan estas tres temáticas?
Aunque estas tres líneas de trabajo son disciplinas diferentes, están completamente relacionadas. Desafortunadamente, tanto en la investigación como en la práctica, a menudo trabajan en silos, con muy poca interconexión entre ellas. En los ayuntamientos, se abordan en diferentes departamentos con muy pocas posibilidades de trabajar juntos o carecen de mecanismos para tener incluso interacciones básicas. Cuando nos detenemos a pensar en ello, hacer que las personas que planifican las ciudades y los sistemas de transporte tengan en cuenta los impactos en la salud y usen los criterios de salud, esto tiene mucho sentido. Lo mismo se puede decir sobre el medio ambiente, es artificial considerar a los seres humanos como separados de su entorno. Nuestra existencia es completamente sinérgica, y una ciudad no puede estar sana si su medio físico no lo está. Asimismo, una ciudad próspera es una ciudad sana y sostenible, tanto para sus habitantes como para el entorno natural.
Esta línea examina las formas en que el medio ambiente construido puede afectar positivamente y negativamente a la salud humana. Analizamos diferentes exposiciones ambientales como la contaminación atmosférica y acústica y sus efectos sobre la salud de la población, así como aspectos del tejido urbano como el acceso al espacio verde y las oportunidades de transporte activo que, a su vez, afectan nuestra actividad física y niveles de estrés.
Con los avances en genética y biomedicina, es muy tentador centrarse excesivamente en los aspectos posteriores de la enfermedad. Pero esto no es más que una parte del panorama, porque el entorno en el que vivimos también juega un papel importante, y si nuestro objetivo es la protección y promoción de la salud y el bienestar, es crucial que también analicemos y propongamos estrategias a nivel estructural. Además, es probable que la prevención a nivel ambiental urbano sea más sostenible y eficaz (incluso rentable) que el tratamiento médico o las estrategias que dependen del cambio de estilo de vida individual, especialmente si esas personas viven en contextos que plantean barreras a los cambios requeridos.
Un ejemplo concreto sería si tenemos en cuenta las enfermedades cardiovasculares o la diabetes, podemos centrarnos en los tratamientos médicos disponibles o cambios que las personas pueden hacer en su vida cotidiana, como la dieta. Pero también podemos considerar que asegurar que las comunidades tengan acceso a la actividad física diaria mediante el transporte activo, es decir, caminar y andar en bicicleta (en combinación con el transporte público) que sea seguro y adecuado, es una estrategia muy efectiva con beneficios a nivel individual y poblacional.
Sin embargo, esta cuestión generalmente cae fuera del departamento de salud de una ciudad y debe ser abordada en los niveles de planificación urbana y de transporte, porque es difícil pedir a las personas que sean más activas físicamente si la infraestructura de la ciudad lo desalienta o lo impide. Para lograrlo, necesitamos trabajar de manera multidisciplinaria para incorporar estas diferentes dimensiones y permitir una perspectiva y criterios más amplios de los beneficios y riesgos de las políticas e intervenciones. Nuestra iniciativa se esfuerza por acercar la evidencia científica en salud a estas discusiones, así como en construir capacidades e intercambiar conocimientos con otras disciplinas.
El Cambio Climático nos presenta escenarios con una importante repercusión en la salud y el medio ambiente también en las grandes ciudades, ¿podrías indicarnos, desde tu perspectiva, cuales son las medidas más relevantes que tendrían que implementarse desde la administración local?
El cambio climático es un tema complejo, es difícil abordarlo en una sola pregunta. Lo que sí puedo decir es que el cambio climático, el medio ambiente y la salud están claramente vinculados. Los efectos del cambio climático en la salud, así como los beneficios adyacentes para la salud de las intervenciones climáticas, no han sido bien articulados desde el marco del cambio climático.
Esto es una limitación, porque creo que los argumentos de salud, al menos a nivel individual, pueden hacerse más personales y motivadores que los ambientales. Afortunadamente, esto está cambiando y estamos trabajando con varias redes y plataformas de cambio climático para ampliar la discusión e integrar la salud. En ese sentido, las intervenciones a nivel municipal para abordar el cambio climático deben diseñarse de manera multidisciplinaria para optimizar también los beneficios para la salud.
¿Algún viaje reciente por motivos profesionales o no profesionales?
Hace poco fui de vacaciones a Copenhague. Fue un viaje de ocio, y aparte de las actividades culturales, no pude dejar de observar varios aspectos de su planificación urbana que promueven el bienestar. Me gustó mucho la manera en que la ciudad facilitaba caminar y andar en bicicleta, y los espacios verdes abiertos dentro de los patios interiores de los edificios. Los parques y las vías fluviales eran realmente maravillosos, y traían una sensación de calma a la vida de la ciudad. La naturaleza está mucho más integrada en el tejido urbano. Acabé con muchas fotos de parques y patios escolares y vida en espacios públicos.
¿Algún libro y/o película que nos recomiendes?
Durante el verano, normalmente me dedico a leer ficción. Pero el siguiente libro en mi lista es uno llamado ‘Welcome to Your World: How the Built Environment Shapes Our Lives’. No lo puedo comentar todavía, pero parece interesante, y utiliza argumentos de la ciencia cognitiva para mostrar cómo un entorno bien construido no es sólo un lujo, sino una necesidad real. Espero que esta lectura trate diferentes campos, conceptos y experiencias mundiales para abordar este tema.