La revista “Environmental Health Perspectives” ha publicado un estudio realizado por investigadores del University College de Londres donde se ha relacionado la exposición al aire contaminado con un mayor riesgo de padecer depresión y de cometer suicidio. El estudio es una revisión a un compendio de 25 estudios anteriores, publicados durante las últimas cuatro décadas donde se ha descubierto que si una persona vive durante seis meses en un área en la que se superan los límites permitidos por la OMS de contaminación aérea (PM2,5: materia particulada de 2,5 µm de diámetro) el riesgo de padecer una depresión aumenta un 10%.

La asociación con el suicidio se dio en exposiciones de corto plazo a partículas PM10. Los investigadores descubrieron que, si una persona se expone, durante solo tres días, a un incremento de 10 µg/m3 de este tipo de partículas, el aumento observado en la probabilidad de intentar acabar con su vida aumenta un 2%. Este porcentaje es acumulable y se da por cada 10 µg/m3 de aumento. La explicación de cómo afectan aún no está clara, aunque podría estar relacionado con los procesos inflamatorios que estas partículas pueden iniciar al adentrarse en nuestro organismo.

Es importante que los sistemas de sanidad gubernamentales conozcan estos datos para incidir aún más en la necesidad de abandonar paulatinamente el uso de combustibles fósiles, tanto en vehículos como en calderas de calefacción.

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