Los microplásticos y los nanoplásticos son palabras cada vez más familiares, a medida que la gente toma conciencia del impacto medioambiental de décadas de uso excesivo y mala eliminación de los plásticos de la sociedad moderna. Los plásticos que tiramos a la basura no desaparecen, sino que se cuelan en los ecosistemas lejanos. No sólo nos referimos a las bolsas de plástico que estamos aprendiendo a no usar, o de las botellas, paquetes de patatas fritas y pañales de bebé, sino también de los plásticos que no vemos, que dominan la producción, el transporte y el funcionamiento en todos los aspectos de la vida moderna. La utilidad de este material milagroso que entró en nuestras vidas a principios del siglo XX nos recuerda su naturaleza indestructible mientras cosechamos las consecuencias de su uso en el siglo XXI.

 

Una vez liberado al medio ambiente y expuesto a factores como la luz ultravioleta y las fuerzas mecánicas (como el agua), las grandes estructuras de plástico se descomponen en tamaños más pequeños que pueden dispersarse ampliamente tanto en la tierra como en el agua. Cada vez está más demostrado que estas diminutas partículas de plástico se acumulan en los ecosistemas y, a medida que se dispone de tecnología para medir a una escala cada vez más pequeña, empezamos a ver estas partículas en el agua, el suelo y los organismos. El término “microplástico” se utiliza para describir los fragmentos de plástico de tamaño inferior a 5 mm (0,5 cm), lo que incluye partículas hasta la nanoescala, es decir, de tamaño inferior a 100 nms (0,000001 cm).

 

Los nanoplásticos son contaminantes ambientales complejos que se presentan en múltiples formas, tamaños, colores y composiciones poliméricas. En la actualidad, existen dos incertidumbres principales para la evaluación de su riesgo medioambiental: la difícil situación del muestreo en el medio ambiente y la posterior cuantificación del riesgo; y que la mayoría de los estudios de ecotoxicidad actuales investigan nanoplásticos primarios producidos en laboratorio con propiedades bien definidas. Sin embargo, estos últimos estudios permiten elaborar directrices para la investigación posterior de los nanoplásticos secundarios. Uno de los resultados de las investigaciones existentes con nanoplásticos primarios es que pueden utilizarse como modelo para definir los criterios para evaluar qué propiedades físico-químicas de los nanoplásticos deben notificarse en futuros estudios.

 

Los plásticos tienen un enorme impacto en todos los aspectos de la vida cotidiana, como la tecnología, la medicina y los tratamientos, y los electrodomésticos. La mayoría de los plásticos usados son desechados por los consumidores después de un solo uso, lo que se ha convertido en un enorme problema medioambiental, ya que acaban en los vertederos, los océanos y otras vías fluviales. Estos plásticos se desechan en grandes cantidades cada día, y la descomposición de los plásticos de tamaño micro a nano ha llevado a la preocupación sobre lo tóxicos que son estos plásticos para el medio ambiente y los seres humanos.

 

Aunque los microplásticos y los nanoplásticos se han estudiado ampliamente en el contexto del medio marino, sólo recientemente se han reconocido las posibles vías de exposición humana. Tras la exposición, la absorción es plausible a través de la ingestión y/o la inhalación. Las evaluaciones de la toxicidad de los micro y nanoplásticos en el ser humano se centran principalmente en la toxicidad gastrointestinal y pulmonar, que implica estrés oxidativo, reacciones inflamatorias y trastornos del metabolismo.

 

Lamentablemente, la evaluación precisa de la exposición humana a los nanoplásticos sigue siendo un reto científico debido a la falta de métodos validados, materiales de referencia certificados y estandarización de los procedimientos analíticos utilizados. En particular, la mayor parte de los estudios realizados se han llevado a cabo con poliestireno debido a su facilidad de síntesis y procesamiento en nanopartículas, mientras que los plásticos más utilizados comercialmente son las poliolefinas (por ejemplo, polietileno y polipropileno), los poliésteres y los poliuretanos. Dada la gran variedad del tamaño de las partículas, la forma y la composición química de los plásticos, los efectos potencialmente peligrosos de los diferentes tipos de micro y nanoplásticos para la salud humana siguen siendo en gran medida desconocidos.

 

Mas información: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7920297/pdf/nanomaterials-11-00496.pdf