Los microplásticos ya han ingresado en el cuerpo humano, pero no se conocen con exactitud los efectos sobre la salud a largo plazo.
Un grupo de científicos de la Universidad de Flinders y la Universidad de Newcastle en Australia han publicado un estudio en la revista Scientific Reports donde comprobaron que al realizar tareas cotidianas como abrir una bolsa de plástico, cortar un envase con unas tijeras o un cuchillo o quitar el tapón de una botella, se liberan microplásticos al ambiente.
La cantidad liberada es diferente según el tipo de plástico y la forma de abrir el envase. Los científicos, a través de test químicos y técnicas de microscopía, descubrieron que con cada una de estas tareas cotidianas pueden liberarse al ambiente entre 10 y 30 nanogramos de microplásticos, es decir, entre 14.000 y 75.000 diminutas partículas plásticas.
Estos pequeños plásticos ya han ingresado dentro del cuerpo humano, ya sea a través de la cadena alimentaria o por inhalación de aire, pero de momento no está claro su efecto sobre la salud de las personas. En general, los científicos saben relativamente poco sobre el efecto a largo plazo de los microplásticos en el cuerpo humano.
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