México, como segundo lugar de Latinoamérica en producción de fuegos artificiales, se hace eco en sus noticias de las problemáticas para la salud y el medio ambiente de la pirotecnia. Especialistas en audiología, foniatría y otoneurología de la empresa internacional MED-EL, dedicada a la investigación en el área de la pérdida auditiva, afirman que la detonación de algunos cohetes alcanza hasta los 190 decibeles, sonido que supera totalmente lo que es permisible para el oído humano, principalmente en los niños, quienes son más propensos a padecer un daño auditivo por la vulnerabilidad de sus oidos.
Además, se advierten otros riesgos como la manipulación errónea de estos explosivos que pueden ocasionar graves lesiones físicas, tales como: quemaduras, problemas auditivos y daños oculares irreversibles, que pueden discapacitar a la persona de por vida. Las partes del cuerpo que suelen resultar más afectadas por accidentes por pirotecnia son las manos, los ojos, la cabeza y el rostro.
La pirotecnia también daña al medio ambiente por la naturaleza de sus componentes: neutralizantes, oxidantes, aglomerantes, perclorato de sodio que da propulsión al cohete, los metales pesados que aportan el color y los aerosoles que producen la detonación. En los aires, esa mezcla libera, entre otros, monóxido de carbono (CO) que puede provocar envenenamiento e incluso la muerte, partículas suspendidas (PM2.5) y metales que pueden generar graves males respiratorios. A su vez, el perclorato de sodio que detona la cohetería cerca de los cuerpos de agua aumenta hasta un millar de veces los niveles normales y daña a microorganismos y fauna acuática.
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