Un estudio realizado en el Reino Unido por investigadores del Kings College de Londres, pone de manifiesto que la contaminación atmosférica no solo produce efectos de por vida por la exposición crónica a la contaminación como el deterioro cognitivo, el crecimiento atrofiado en los niños y la muerte prematura, sino que también puede provocar enfermedades graves de manera más inmediata como infartos, accidentes cardiovasculares, más ataques de asma o la caída del pelo.

En este trabajo se ha analizado el incremento de emergencia sanitarias producidas en 9 grandes ciudades británicas en días de picos de polución, con resultados de registros adicionales de 120 infartos, 230 accidentes cerebrovasculares y casi 200 ataques de asma.

Ante esta situación, y el reciente anuncio del organismo de control ambiental de la Unión Europea señalando que apenas se habían realizado progresos en Europa en la reducción de los niveles de partículas finas (forma de contaminación más peligrosa por alojarse en los pulmones y llegar al torrente sanguíneo), responsables del Gobierno británico han manifestado su intención de legislar al respecto con objetivos ambiciosos y jurídicamente vinculantes para reducir estas partículas finas y aumentar las competencias locales para abordar las fuentes clave de contaminación atmosférica.

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