Un estudio pionero realizado en la Universidad de Ohio (Estados Unidos) sugiere que la discriminación que sufren los adolescentes y los jóvenes podría relacionarse con un daño o empeoramiento de la salud de sus madres, lo que pone el foco en que el acoso debería considerarse como “un problema de salud”, en lugar de social, según los investigadores.
Los hallazgos revelan que, cuando se han contabilizado las explicaciones biológicas y ambientales para el estado de salud en mujeres con edades comprendidas entre los 40 y los 50 años, se ha observado una asociación entre el trato injusto que estaban recibiendo sus hijos y un declive en su salud.
Este artículo señala que los efectos en la salud de los abusos de un individuo, repercuten en sus familias y tienen el potencial de repercutir en sus comunidades.
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