El Material Particulado o PM (por sus siglas en inglés), también conocido como contaminación por partículas, es el término utilizado para denominar a la mezcla de partículas sólidas y gotas líquidas que se encuentran en el aire.

 

Tamaño de las partículas

El PM tiene diferentes tamaños, por eso, algunas partículas como el polvo o el humo pueden verse a simple vista y otras solo pueden verse al microscopio.

Las partículas de mayor tamaño son las denominadas PM10; partículas inhalables que tienen diámetros de, por lo general, 10 micrómetros (μM) y menores, y las más pequeñas son las llamadas PM2,5; partículas inhalables finas que tienen diámetros de, por lo general, 2,5 micrómetros y menores.

Para hacerse una idea de qué son 2.5 micrómetros, podemos tomar como referencia un cabello. En promedio el cabello humano mide, aproximadamente, 70 micrómetros de diámetro, lo que lo hace 30 veces más grande que la partícula fina más grande.

Comparación del tamaño de las partículas PM. Fuente: EPA (1).

 

¿De dónde proceden estas partículas?

Estas partículas proceden, generalmente, de obras, caminos sin asfaltar, chimeneas, incendios, etc. y son contaminantes porque se forman en la atmósfera como resultado de reacciones complejas de químicos, como el dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno, que son contaminantes emitidos por centrales eléctricas, industrias y automóviles (1).

Dependiendo de su tamaño, las partículas se comportan de manera distinta en la atmósfera: las más pequeñas, al ser más ligeras, se pueden mantener suspendidas durante largos periodos de tiempo en el aire y viajar cientos de kilómetros, lo cual prolonga sus efectos. Las partículas más grandes no se sostienen en el aire mucho tiempo y tienden a depositarse más cerca de su lugar de origen.

 

Efectos en la salud

Hay una estrecha relación entre los niveles de material particulado en el aire y numerosos efectos adversos sobre la salud. La contaminación atmosférica por este tipo de partículas se genera por la alteración de la composición natural de la misma al entrar en contacto con ella, provocando reacciones químicas.

Las PM 2.5 se pueden respirar sin impedimento y hacer que lleguen profundamente a los pulmones, de manera que penetran en el aparato respiratorio depositándose en los alvéolos pulmonares, incluso pueden llegar al torrente sanguíneo. Por otro lado, estas partículas suelen estar compuestas por otros elementos que son más tóxicos como metales pesados y compuestos orgánicos, y que suelen ser de mayor tamaño.

Las partículas más pequeñas tienen efectos mucho más adversos sobre la salud que las más grandes (2), las cuales, al ser de mayor tamaño tienen mayor dificultad de llegar a las vías respiratorias y no llegan al torrente sanguíneo. Aún así, al estar formadas por compuestos inorgánicos como silicatos y aluminatos, metales pesados y material orgánico asociado a partículas de carbono pueden provocar enfermedades como infartos de miocardio, función pulmonar reducida, irritación en las vías respiratorias, tos o dificultad para respirar e incluso cáncer de pulmón (3).

Los efectos que producen las PM 2.5 incluyen la agudización de las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, causando hospitalizaciones, consultas en servicios de emergencias, ausencias de la escuela y el trabajo, y días de restricción de actividades (4). La OMS estima también que en 2019 aproximadamente el 37% de las muertes prematuras relacionadas con la contaminación del aire se debieron a cardiopatías isquémicas y accidentes cerebrovasculares, el 18% y el 23% de las muertes se debieron a enfermedades pulmonares obstructivas crónicas e infecciones respiratorias agudas, respectivamente, y el 11% de las muertes se debieron a cáncer de las vías respiratorias (5).

Además, los grupos más sensibles (niños, ancianos y personas con padecimientos respiratorios y cardíacos) corren más riesgo de padecer los efectos negativos de este contaminante (6).

Los efectos de la contaminación atmosférica química en la salud pueden manifestarse a corto plazo, y son los efectos que ocurren el mismo día o unos días después de que la persona haya estado expuesta a la contaminación y afectan principalmente a personas más vulnerables y que generalmente ya sufren de una patología previa; o a largo plazo, que son los derivados de estar expuesto a niveles altos de contaminación de forma crónica.

Los efectos a largo plazo son de mayor magnitud que los efectos a corto plazo, y por ello las medidas de prevención en salud pública se deben focalizar en reducir los niveles de contaminación a lo largo del año, es decir, aquellos relacionados con las emisiones que son habituales, y no solamente en situaciones episódicas (2).

Las Directrices ofrecidas por la OMS sobre la calidad del aire ofrecen declaraciones cualitativas sobre buenas prácticas para la gestión de este tipo de partículas como podemos observar en la siguiente tabla:

 

Niveles recomendados de las directrices sobre la calidad del aire y metas intermedias (2).

 

 

¿Qué ocurre en España con la calidad del aire?

En España, según el Plan Nacional de Salud y Medio Ambiente (7) la calidad del aire sigue siendo un motivo serio de preocupación que impacta en la calidad de vida de la ciudadanía. Tal es así, que el Plan indica que el dióxido de nitrógeno provocó más de 6.000 muertes evitables cada año en España, a las que habría que sumar casi otras 500 causadas por los niveles de ozono troposférico, de manera que, el 3% de las muertes anuales en España podrían deberse a la contaminación atmosférica y este dato sería mucho mayor en las principales ciudades como Madrid y Barcelona, alcanzando un 6 y 7% de la mortalidad natural debido a la contaminación por PM2.5 y NO2, respectivamente.

Según el Portal Ambiental de Andalucía (8)  la calidad del aire está mejorando en los últimos años, considerándose razonablemente buena en todas las provincias, debido a la aplicación de mecanismos legislativos y de gestión. Gracias a estos mecanismos se controlan determinados contaminantes y se implantan limitaciones en el uso de ciertas sustancias y productos a través de la regulación de las actividades contaminadoras de la atmósfera. Sin embargo, las evaluaciones realizadas indican que todavía existen niveles de contaminación con efectos adversos significativos

Los contaminantes atmosféricos más importantes vinculados al medio urbano, por sus efectos sobre la salud son, principalmente las PM 2.5 y 10, pero, además, el dióxido de nitrógeno y las moléculas precursoras del ozono troposférico.

Las actividades responsables de la contaminación del aire y, por tanto de su calidad son las procedentes del transporte, los establecimientos industriales de pequeño tamaño y las calefacciones, aunque también se ve especialmente afectada en áreas con elevada concentración industrial (9).

 

Y ¿en Europa y resto del mundo?

En Europa, el 96% de la población urbana estuvo expuesta a niveles de partículas finas por encima de la última directriz basada en la salud establecida por la Organización Mundial de la Salud y, en concreto, Europa central y oriental e Italia mostraron las concentraciones más altas de material particulado y benzopireno (un carcinógeno), debido principalmente a la quema de combustibles sólidos para la calefacción doméstica y su uso en la industria. En 2020, la contaminación del aire provocó un número significativo de muertes prematuras en los 27 Estados miembros de la UE y la exposición a concentraciones de partículas finas por encima del nivel de referencia de la Organización Mundial de la Salud de 2021 resultó en 238 000 muertes prematuras (17.000 en el caso de España) (10).

Y es que, según la Organización Mundial de la Salud, la contaminación del aire es uno de los mayores riesgos ambientales que existen para la salud, estimándose que en 2019 la contaminación del aire exterior provocó en todo el mundo 4,2 millones de muertes prematuras (5).

Actualmente, los valores límite anuales permitidos de este tipo  de partículas en Europa son de 10 µg/m3 para PM 2.5 y 20 µg/m3 para NO2, pero están muy por debajo de las recomendaciones de calidad del aire de la OMS, que limitan las concentraciones medias anuales a 5 µg/m3 para PM 2.5 y 10 µg/m3 para NO2 (11).

 

 

 

Estándares de la calidad del aire en Europa. Fuente: ISGlobal (6).

¿Qué podemos hacer?

Como ciudadanos, tenemos la oportunidad de colaborar en la medida de lo posible a reducir la contaminación del aire. Por ejemplo, usar siempre que podamos el transporte público es una forma de contribuir a la preservación de una buena calidad del aire. También podemos compartir vehículos o elegir modelos de bajo consumo energético a la hora de decidir comprar uno. Por otro lado, reciclar hace que se aprovechen los recursos y de esa manera se reducen los procesos de fabricación que generan gases nocivos para la atmósfera.

Existen guías disponibles en diferentes sitios web para facilitar al ciudadano las pautas a seguir para contribuir diariamente en la mejora de la calidad del aire. Un ejemplo, son las guías que el Observatorio de Salud y Medio Ambiente de Andalucía (OSMAN) pone a disposición en su portal para descargar de forma gratuita y elaboradas por expertos en la materia, como son las guías de “La vivienda saludable” o sobre cambio climático y salud. En estas guías podemos encontrar información detallada sobre este tipo de contaminación y recomendaciones específicas para mitigar los niveles perjudiciales de contaminantes atmosféricos (12).

Debemos exigir más zonas verdes en las ciudades y proteger las ya existentes, ya que estas zonas funcionan como pulmones de oxígeno de los núcleos urbanos y absorben CO2.

Además, cambiar hábitos alimenticios y cotidianos como reducir el consumo de carne o consumir productos sostenibles son formas de evitar la sobreproducción de alimentos y, por ende, de reducir emisiones contaminantes.

Es por eso que se hace imperativo trabajar en políticas e inversiones que apoyen los medios de transporte más sostenibles, mejoren la eficiencia energética de las construcciones y se invierta en energías no contaminantes para reducir la contaminación del aire y así preservar la salud y el medio ambiente.

 

 

Referencias:

  1. Conceptos básicos sobre el material particulado. Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA). https://espanol.epa.gov/espanol/conceptos-basicos-sobre-el-material-particulado-pm-por-sus-siglas-en-ingles
  2. Diaz J, De la Osa J, Linares C: Cambio Climático y Salud: es tiempo de adaptación. Guía para profesionales. Granada: Observatorio de Salud y Medio Ambiente de Andalucía OSMAN Escuela Andaluza de Salud Pública. Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica. Consejería de Salud y Familias; 2021. 25 p
  3. Partículas PM10. Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes. Gobierno de España. https://prtr-es.es/Particulas-PM10,15673,11,2007.html
  4. WHO global air quality guidelines. https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/345329/9789240034228-eng.pdf?sequence=1&isAllowed=y
  5. Contaminación del aire exterior. Datos y cifras. 2022. Organización mundial de la Salud. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ambient-(outdoor)-air-quality-and-health
  6. Cristina Linares Gil, del Centro Nacional de Epidemiología, y Julio Díaz Jiménez, de la Escuela Nacional de Sanidad, ambos del Instituto de Salud Carlos III. en: C. Linares, J. Díaz: “Las PM2,5 y su impacto sobre la salud. El caso de la ciudad de Madrid”. Ecosostenible. 2008;35:32-37.
  7. Plan Nacional de Salud y Medio Ambiente 2022-2026. Ministerio de Sanidad. Gobierno de España. https://www.sanidad.gob.es/ciudadanos/pesma/docs/241121_PESMA.pdf
  8. La calidad del aire. Junta de Andalucía. https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal/areas-tematicas/atmosfera/la-calidad-del-aire
  9. Khomenko S, Cirach M, Pereira-Barboza E, Mueller N, Barrera-Gómez J, Rojas-Rueda D, de Hoogh K, Hoek G, Nieuwenhuijsen M (2021). Premature mortality due to air pollution in European cities; an Urban Burden of Disease Assessment. The Lancet Planetary Health, 5(3): E121-E134. https://doi.org/10.1016/S2542-5196(20)30272-2
  10. Informe del Estado de la calidad del aire en Europa – EEA. 2023. https://esmovilidad.mitma.es/noticias/informe-del-estado-de-la-calidad-del-aire-en-europa-eea
  1. “The New Air Quality Values Proposed by the European Commission Put Economic Interests Above People’s Health”. ISGlobal. Barcelona Institute for Global Health. Recuperado de https://www.isglobal.org/healthisglobal/-/custom-blog-portlet/las-nuevas-directrices-de-calidad-del-aire-de-la-ue-ponen-los-intereses-economicos-por-encima-de-la-salud-de-las-person-1/4735173/0.
  2. Observatorio de Salud y Medio Ambiente de Andalucía. Consejería de salud y consumo. https://www.osman.es/

 

 

Amor Escoz Roldán.
Técnica Superior en Salud Ambiental,
Licenciada en Ciencias Ambientales,
Máster en Educación Ambiental y Doctora en Ciencias de la Educación.