Las enfermedades transmitidas por vectores (ETV)suponen el 17% de la carga mundial relacionada con enfermedades transmisibles, causando más de 700.000 muertes al año (1).  Andalucía por sus características climáticas, variedad de ecosistemas y gran modificación del uso del suelo, se convierte en una zona propensa a la presencia de artrópodos vectores, lo que supone un riesgo para la salud pública.

 

El borrador del Plan Estratégico de vigilancia y control de vectores que se ha presentado recientemente, se ha desarrollado basándose en un enfoque One Health donde la salud humana, la salud animal y la salud ambiental, o del entorno donde habitan, son reconocidas como interconectadas, haciendo así el abordaje de la enfermedad más efectivo. El Plan establece tres líneas de trabajo que se disponen en el Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente (PESMA) 2022-2026, donde se plantea la interrelación entre diferentes factores ambientales y la salud de la población, siendo uno de sus objetivos proteger la salud de las personas de la transmisión de enfermedades transmitidas por mosquitos, garrapatas y otros vectores (2).

 

El plan aboga por proteger la salud y el bienestar de la población andaluza mediante medidas y actuaciones destinadas a reducir la incidencia de enfermedades transmitidas por vectores artrópodos y conseguir el control de estas mediante el abordaje y la aplicación de herramientas que tengan en cuenta la influencia del cambio global, el enfoque One Health y el principio de salud en todas las políticas. Se pretende reducir la incidencia de ETV en Andalucía, potenciando y coordinando la vigilancia y el control de los factores ambientales, zoonóticos y sociales para anticiparse a la aparición de casos en humanos, así como la vigilancia epidemiológica de estos (3).

 

El Plan hace hincapié en los factores que afectan a la transmisión de las enfermedades vectoriales, siendo estos la supervivencia y tasa de reproducción del vector, la época del año y nivel de actividad del mismo y su tasa de mordida, la tasa de desarrollo y reproducción del patógeno dentro del vector (4), además de las características físicas, biológicas, sociales y económicas como la temperatura, la deforestación, el transporte de mercancías o los viajes internacionales, que hacen más favorable dicha transmisión.

 

Además, tiene en cuenta los factores climáticos, como la temperatura del entorno o los períodos de sequía, que influyen en la incidencia de ciertas ETV ya que al reducirse los caudales fluviales aumenta el volumen de aguas estancadas que, combinado con un aumento de las temperaturas, crean las condiciones adecuadas para la reproducción de ciertos vectores como los mosquitos (5).

 

Referencias:

 

 

Amor Escoz Roldán
Técnica Superior en Salud Ambiental, Ambientóloga
Educadora Ambiental y Doctora en Ciencias de la Educación.