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¿De dónde eres?

Nací en Algeciras, en la provincia de Cádiz.

Cuéntanos un poco tu trayectoria profesional.

Después de hacer la carrera de Ciencias Ambientales, cursar un máster en Prevención de Riesgos Laborales y trabajar durante un año y medio en una empresa privada como técnico de sistemas, decidí volver a la Universidad y realizar el doctorado. Aquí es donde realmente comienza mi trayectoria profesional, como investigadora. Mi doctorado fue parte del estudio multicéntrico de cohortes Infancia y Medio Ambiente (INMA), e hice algunos trabajos en el campo de la epidemiología ambiental, concretamente estudiando la exposición a contaminantes ambientales (plaguicidas, metales, contaminación atmosférica) y los efectos en el desarrollo infantil. Tras el doctorado, me fui a Brasil, a la Escuela Nacional de Salud Pública, donde he estado trabajando como investigadora visitante y profesora en el Programa de Posgrado en Salud Pública y Medio Ambiente durante los últimos 6 años. En este período he dirigido varias tesis de máster y de doctorado y he participado en proyectos de investigación relacionados con la exposición a plaguicidas y sus efectos en el neurodesarrollo, la función tiroidea y la salud reproductiva, así como estudios poblacionales de exposición a metales pesados y compuestos orgánicos persistentes, entre otros proyectos.

Parte importante de tu trabajo se ha centrado en el estudio de exposición a plaguicidas y sus efectos en la salud, ¿qué tipo de riesgos suponen y cómo podemos minimizarlos?.

Los plaguicidas sintéticos constituyen un grupo de compuestos químicos muy amplio y heterogéneo, con propiedades toxicológicas diversas. Esto significa que la exposición a estos compuestos puede acarrear efectos en la salud humana muy variados, desde alteraciones endocrinas/reproductivas, efectos adversos al nacimiento, efectos inmunológicos, alteraciones neurológicas y del neurodesarrollo, cáncer, hasta efectos respiratorios, cardiovasculares, hepáticos y problemas de piel. Aunque de entre todos los problemas de salud asociados con la exposición humana a plaguicidas, de los que hay más evidencias científicas son los relacionados con el sistema nervioso, las alteraciones endocrinas y el cáncer.

A nivel individual, y como han demostrado algunos estudios, consumir alimentos ecológicos puede llevar a una reducción considerable de la “carga” de plaguicidas a la que estamos expuestos, pues la dieta es la principal fuente de exposición a plaguicidas en la población general. Lavar y pelar las frutas y verduras también puede reducir la ingestión de plaguicidas. Como sabemos, el acceso a productos ecológicos en nuestro país es todavía bastante limitado e inviable para muchos, de forma que son necesarias estrategias a nivel poblacional, políticas públicas que protejan la salud pública y el medio ambiente de los plaguicidas. Debemos presionar a los gobiernos para que esto sea una prioridad. Para reducir la exposición del conjunto de la población, las administraciones públicas locales y nacionales deben hacer esfuerzos para restringir el uso de plaguicidas (tanto en la agricultura como en otros ámbitos), crear leyes más rígidas en cuanto a los criterios de autorización/desautorización de ingredientes activos, monitorizar de forma periódica los niveles de residuos de plaguicidas en alimentos y en la población, e incentivar la agricultura ecológica.

¿Cuáles son tus próximos proyectos/investigaciones? 

Próximamente pondremos en marcha un proyecto para investigar el impacto de la exposición a plaguicidas no persistentes (pesticidas modernos) en la salud reproductiva de adolescentes, así como la susceptibilidad genética a los efectos tóxicos de determinados tipos de plaguicidas. Por otro lado, tenemos una propuesta para estudiar la asociación entre la exposición a compuestos químicos disruptores endocrinos y el riesgo de endometriosis. Además, estoy trabajando en dos proyectos en Brasil, uno de ellos es un estudio poblacional para evaluar la exposición a metales pesados y efectos en la salud de población adulta y gestantes residentes en un área próxima a una planta siderúrgica, y otro estudio en el que examinaremos la influencia de algunos polimorfismos genéticos en el riesgo de cáncer de mama en mujeres jóvenes.

¿Algún viaje reciente por motivos profesionales? ¿y no profesionales?

El último viaje que hice por motivos profesionales fue a Brasil. Estuve en Rio de Janeiro durante un par de semanas participando en 2 tribunales de tesis. Por motivos no profesionales estuve hace unos días en Praga, ciudad que no conocía y que no me defraudó en absoluto.

¿Alguna anécdota que te haya ocurrido en el trabajo?

No sé si se puede llamar anécdota, pero es una experiencia que nunca olvidaré. Uno de los estudios que realicé en Brasil consistía en evaluar el impacto de la exposición a plaguicidas organoclorados en el neurodesarrollo de niños y adolescentes en una zona  rural muy contaminada. Pues bien, las familias que visitábamos, en general, tenían pocos recursos económicos, bajo nivel de escolaridad y vivían en condiciones muy precarias, tanto que en muchas de las casas no había ni siquiera una mesa y dos sillas para poder realizar las entrevistas y los test psicológicos. En algunos casos, optamos por realizar los tests en la panadería del barrio, en la que había un par de mesas y varias sillas. Otras familias estaban completamente desestructuradas y preguntas aparentemente tan simples como “edad del padre”, “número de personas con las que convive el niño” o “estado civil de los padres” eran, en ocasiones, difíciles de rellenar. Fue realmente difícil hacerles entender la finalidad del estudio y que completasen satisfactoriamente los cuestionarios. La contaminación por plaguicidas en la zona acabó pareciéndonos el menor de los problemas…

Si no hubieras estudiado Ciencias Ambientales ¿qué te habría gustado estudiar?

Hubiese estudiado medicina, aunque no tengo vocación para la práctica clínica.

¿Último libro que has leído?

Estoy terminando de leer “Historias de Mujeres”, de Rosa Montero. Me maravillan los personajes de mujeres rebeldes de nuestra historia, mujeres diferentes, fuertes, pasionales, artistas, luchadoras, muy a menudo olvidadas y poco o nada reconocidas.

¿Alguna película que nos recomiendes?

¡Muchas! Pero voy a elegir 3 películas: “El discurso del rey”, “La vida de los otros”, y una película documental, maravillosa, “La sal de la tierra”, del fotógrafo Sebastião Salgado.

Desde tu perspectiva ¿qué retos deberemos afrontar en los próximos años en relación a salud y medio ambiente?

Como he comentado en relación a los plaguicidas, serán necesarios esfuerzos para poner en marcha políticas públicas (y también privadas) más eficientes que garanticen la protección de la salud de la población de los contaminantes ambientales. Cuando se trata de gestionar riesgos ambientales para la salud humana hay muchos intereses en juego…en definitiva, no deja de ser una cuestión de prioridades. En este sentido, creo que todavía estamos muy lejos de que las políticas en materia de salud ambiental sean norteadas por el principio de precaución. Otro reto que creo importante es la comunicación de los riesgos a la población, y por supuesto, mejorar la inversión en investigación y desarrollo.