Todos los años durante el mes de septiembre se celebra la Semana Europea de la Movilidad. Este año ha tenido lugar bajo el lema “Movilidad inteligente. Economía fuerte”.

Las zonas urbanas se han ido desarrollando con la movilidad en coche tanto como objetivo como agente modelador. El resultado es el que vemos en nuestro día a día: atascos, mayores niveles de ruido y de contaminación del aire. Todo ello se traduce en un empeoramiento de la calidad de vida y efectos medibles sobre la salud derivados del estrés, de la exposición a aire contaminado, a ruido y de la falta de ejercicio físico que supone la imposibilidad de realizar trayectos caminando.

Los objetivos que propone la Comisión Europea para la movilidad urbana son eliminar gradualmente los coches diésel de las ciudades (año 2050) y realizar una transición hacia una logística urbana de emisiones cero en los principales centros urbanos (año 2030). Las áreas prioritarias en 2016 son: innovación, digitalización, descarbonización y ciudadanía.

La Semana Europea de la Movilidad es una manera de concienciar sobre el impacto que la forma que elegimos para movernos tiene en nuestra salud y calidad de vida, así como de invitar a los gobiernos a tomar medidas para favorecer una movilidad sostenible.

Este año con el lema que se ha escogido, se nos quiere hacer conscientes de que una movilidad sostenible además de otros beneficios, supone impactos positivos sobre la economía: menor uso de recursos, menores impactos sobre el medio ambiente y sobre la salud de las personas. Todo ello se deriva en importes ahorros económicos a todos los niveles.