La evidencia de que los niveles de contaminación atmosférica en las ciudades europeas producen graves efectos en la salud de sus residentes, ha llevado a que muchas de estas ciudades hayan desarrollado e implantado diferentes medidas para reducir duchos niveles. Una de las más comunes es el establecimiento de las llamadas Zonas de Bajas Emisiones, en marcha ya en más de 250 ciudades de Europa. Consisten en alguna forma de restricción al tráfico de vehículos contaminantes.
En este artículo se hace una revisión de la eficacia y resultados de la aplicación de dichas zonas en algunas de las principales capitales europeas. Dado el éxito de estas alternativas se propone ya el paso a las llamadas Zonas de Cero Emisiones. También se propone la adopción medidas de carácter social, que ayuden a reducir el impacto que la calidad del aire y este tipo de medidas tienen las poblaciones más desaventajadas de nuestras ciudades, aumentando la desigualdad social y en salud.