En el norte de México, en el estado de Sonora, la empresa Bacanora Lithium prepara un megaproyecto de 100.000 hectáreas para la producción del llamado mineral del futuro, que se pondrá en marcha en septiembre de 2020 y debería empezar a producir en 2022. Con una reserva estimada de más de 243 millones de toneladas de litio -elemento vital para las baterías de teléfonos móviles, ordenadores portátiles y vehículos eléctricos- el proyecto ubicado en la Sierra Madre Occidental supone la mina más grande del mundo, según un estudio publicado en agosto de 2019 por Mining Technology.
El también llamado “oro blanco” es clave para hacer frente a la crisis climática en la transición a energías renovables, pero sus impactos a la salud, la biodiversidad y el medioambiente no están claros según asesores científicos de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA).
El primer impacto a considerar es la pérdida de biodiversidad en la zona donde se hará el desmonte para construir la planta. En segundo lugar, se debe tomar en cuenta el estrés hídrico al que se será sometida la cuenca del río Yaqui por los filtrados y la extracción de las arcillas (que están sedimentadas al litio). El tercer impacto va a ser la salud ambiental porque se va a producir carbonato de litio, que se utiliza en psiquiatría para enfermedades mentales. El cuerpo humano tiene alrededor de 7 miligramos de litio y a partir de 15 ya es altamente tóxico, por lo que, si hay contaminación por litio en los mantos acuíferos o en los ríos, ese litio puede llegar a las comunidades y tener problemas de toxicología y salud ambiental.
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