“Lo que está ocurriendo era previsible y su rápida propagación responde a los modos de vida de la sociedad actual”. Así lo explica el informe “Emergencias pandémicas en un mundo globalizado: amenazas a la seguridad”, publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). El crecimiento de las ciudades, el cambio climático, la destrucción de los hábitats y la globalización del transporte de personas y animales están detrás de que “el número de enfermedades nuevas por década se haya multiplicado por cuatro durante los últimos 60 años, y desde 1980 el número de brotes por año se haya triplicado”.
Si los virus viajan pegados al movimiento de los humanos, también se propagan donde estos se concentran, es decir, en las grandes ciudades. Y una vez que en una aparece una epidemia sólo se puede intentar contener. Se espera que en 2050 un 66% de la población viva en las urbes. Es más, según datos del Banco Mundial sólo durante la primera década del siglo XXI cerca de 200 millones de personas se mudaron a áreas urbanas en Asia. Además, acabar con la biodiversidad fruto de la ocupación del suelo nos resta protección. El ser humano está simplificando los ecosistemas y es su biodiversidad lo que les hace resilientes.
Se debe hacer planificación para evitar otras pandemias típicas de las ciudades como enfermedades cardiovasculares o respiratorias, provocadas por obesidad y contaminación. Es fundamental un buen transporte público y una política de alimentación, además de una buena planificación del sistema sanitario”, opina Usama Bilal, profesor de Epidemiología y Bioestadística de la Universidad de Drexel (Filadelfia).