Las personas que realizan actividades de bricolaje, pintura, modelismo, carpintería casera o restauración de muebles en su tiempo libre durante diez años tienen el doble de riesgo de desarrollar cáncer de pulmón que quienes no practican estas aficiones. Y el riesgo se triplica si se trata de no fumadores. Y cuanto más aficionado se sea a estos hobbies y más se practiquen, peor: a partir de siete horas semanales, las probabilidades de sufrir cáncer de pulmón se cuadruplican.
La alerta la ha lanzado la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) a la vista de los resultados de un estudio multicéntrico en el que han participado neumólogos de 14 hospitales españoles y uno portugués, sobre una muestra de 3.000 personas, y que se acaba de publicar en la revista Environmental Research.
La razón estriba en que en estas actividades de bricolaje, restauración, marquetería, etcétera se usan disolventes, colas, barnices y pegamentos que contienen sustancias químicas carcinógenas análogas a las que se emplean en profesiones en las que ya se ha constatado mayor riesgo de cáncer de pulmón, como carpintería, ebanistería, pintura o industria de la goma. Los especialistas resaltan la necesidad de tomar precauciones para reducir la probabilidad de afección a la salud.
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