Clic, clic, clic. Una gota tras otra. Clic, clic, clic. Un vaso se termina llenando, una roca se termina desgajando, una planicie se transforma en una torrentera, una torrentera en un barranco.
Una suma de pequeños o no tan pequeños factores provoca que finalmente haya un gran cambio. Vivimos en un sistema complejo, una maraña de relaciones infinitas entre los muy diversos factores que componen un Sistema global. Somos parte de él. La ya manida metáfora de la mariposa que aletea en Tokio y el huracán que termina formándose a miles de kilómetros.
Nuestro día a día demuestra que hemos olvidado que somos parte de ese sistema, que nuestras acciones lo modifican, lo alteran si no respetan el equilibrio, y ese equilibrio alterado a su vez repercute en nosotros, nos vuelve como un bumerang.
Un virus que surge en una zona remota y termina colonizando el planeta. Pérdida de biodiversidad, gestión inadecuada de fauna, factores culturales, nula protección de hábitats. El vaso que se llena, la mariposa que aletea y la epidemia global, la pandemia, como resultado.
Más gotas que se añaden. En diciembre de 202 fue noticia una sentencia calificada de histórica, que reconocía que la contaminación atmosférica contribuyó a la muerte de una niña inglesa que vivió siempre a escasos metros de vías de comunicación de tráfico elevado, que hacían que estuviera expuesta permanentemente a niveles de contaminantes superiores a los recomendados (1). Contaminación del aire, clic. También hemos conocido los resultados de estudios que vinculan la contaminación con una mayor mortalidad por el virus (2). Clic, clic. La ONU ha publicado un estudio en el que declara que las agresiones a la naturaleza por la explotación insostenible que llevamos a cabo, están detrás del cambio climático y de la pandemia actual (3). Temperaturas extremas, sequías o lluvias torrenciales, desplazamiento de hábitats, pérdida de biodiversidad, desertificación. Clic, clic, clic, clic.
Nuestra sociedad global no puede mantenerse al margen del sistema global porque es parte de él y si no iniciamos el cambio para adaptarnos al equilibrio del sistema, el cambio vendrá impuesto, y como estamos viviendo, los cambios impuestos son dramáticos.