¿De dónde eres?

Mi familia vive en Córdoba, pero yo llevo muchos años (estudiando y trabajando) en Sevilla.

 

Cuéntanos un poco tu trayectoria profesional.

En realidad, siempre ha estado ligada al ámbito ambiental. Al terminar mis estudios de ingeniería, pasé varios años trabajando en el sector privado (Cepsa y Smurfit) en sus departamentos de medio ambiente.
Desde 2003 estoy trabajando como funcionario, mi primer destino fue en la Consejería de Medio Ambiente donde trabajaba en proyectos dirigidos a la mejora del desempeño ambiental de empresas andaluzas y finalmente me cambié a la Consejería de Salud.
En Salud he trabajado sobre todo en los programas de riesgos ambientales y desde hace unos años he colaborado también en el desarrollo de la Evaluación de Impacto en Salud.

 

En 2014 se publicó el Decreto 169/2014, que establece el procedimiento de Evaluación de Impacto en Salud. ¿Puedes explicarnos en qué consiste dicho procedimiento? Andalucía ha sido pionera a la hora de regularlo ¿cómo está siendo la experiencia?

El objetivo de este procedimiento es ayudar a que la población participe en la toma de decisiones sobre los proyectos que le afectan proporcionándole una información adecuada y global sobre sus posibles efectos futuros, tanto positivos como negativos.
Para ello, la persona promotora debe explicarles de forma sencilla y clara en qué va a consistir su actuación, incluyendo desde los recursos que se van a consumir hasta los resultados esperados, así como los medios materiales, tecnológicos o humanos que se emplearán.
Seguidamente, expondrá las posibles modificaciones que este proyecto va a introducir en su entorno ambiental, económico y social y qué medios ha elegido para, teniendo en cuenta las condiciones de la población de su entorno, gestionar los riesgos y potenciar los efectos positivos de su proyecto.

La experiencia de momento es positiva: ha despertado mucho interés fuera de nuestra comunidad. Se han superado las reticencias iniciales de las personas promotoras y de las administraciones implicadas, que reconocen la utilidad de la iniciativa.
Como aspecto a mejorar, tengo la impresión de que no hemos conseguido llegar aún a motivar a la población, ya que su participación en los procesos de información pública está siendo, por desgracia, testimonial.

 

En el Observatorio somos conscientes de la importancia de integrar equipos multidisciplinares de trabajo en salud ambiental. Según tu experiencia, ¿cuáles crees que son los principales retos a los que se enfrenta un equipo así?

 

En un equipo multidisciplinar se aportan diferentes conocimientos y diferentes enfoques y/o metodologías de trabajo. Los conocimientos siempre suman pero en el tema de los enfoques hay que saber encontrar un lenguaje común y hacer diversas concesiones, por lo que se necesita una labor de coordinación y liderazgo importante.

¿Algún viaje reciente por motivos profesionales? ¿Y no profesionales?

Normalmente viajo por placer. El último ha sido a los Picos de Europa para hacer senderismo. Aunque ha sido una escapada corta, me ha permitido disfrutar en muchos niveles: con la gastronomía, los paisajes y la posibilidad de realizar actividades al aire libre, así que he vuelto como nuevo.

¿Alguna anécdota que te haya ocurrido en el trabajo?

El tipo de trabajo que realizo no se presta mucho al contacto con el público que suele ser la fuente de la mayor parte de las anécdotas. Sí puedo decir, que normalmente cuando la gente se entera de mi formación reacciona con sorpresa y me pregunta que qué hago trabajando en salud. Me temo que existe un importante déficit de conocimiento de la labor de los profesionales de salud pública en general.

 

Si no hubieras estudiado Ingeniería industrial ¿qué te hubiera gustado estudiar?

Siempre he tenido mucho interés por comprender los cambios que se producen en las sociedades a lo largo del tiempo, por lo que creo que me decantaría por algo relacionado con la historia o la antropología.

¿Último libro que has leído?

Leo mucho, especialmente del género de no ficción. El último libro que he leído se titula “La gran divergencia”, y trata de explicar las diferentes formas de entender la vida y la sociedad observadas entre los grupos humanos que se quedaron aislados en América y los que quedaron en la zona euroasiática, basándose en los diferentes entornos (sobre todo ambientales) que tuvieron que afrontar.
En el ámbito de la ficción, los compañeros del despacho nos hemos leído a la vez la trilogía del Baztán y ha sido muy divertido ir comentando los libros y tener que hablar en clave para no estropear las sorpresas a quienes iban más retrasados.

¿Alguna película que nos recomiendes?

Suelo ver poco cine pero voy a recomendar una película más o menos reciente: “El marciano”. Para quién no la haya visto, puede darle una idea de lo que puede llegar a hacer un ingeniero cuando le dejan tiempo para inventar.

Desde tu perspectiva ¿qué retos deberemos afrontar en los próximos años en relación a salud y medio ambiente?

En mi opinión, el principal reto que se está afrontando ya pero que no parece que esté en vías de solución radica en la falta de recursos, tanto materiales como personales. Como los efectos sobre la salud no suelen ser inmediatos existe una gran tentación hacia soluciones cortoplacistas, por lo que se tiende a ahorrar en este tipo de cuestiones sin ser conscientes de las graves consecuencias que pueden tener en los próximos años.